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Grupo 8

H2 Aboy   
   2025

HISTORICISMO Y ORIENTALISMO EN EL SIGLO XIX: reinterpretación y apropiación ornamental.

El historicismo es una corriente cultural, artística y arquitectónica que se desarrolló en Europa durante el siglo XIX y que se caracteriza por reinterpretar estilos artísticos y arquitectónicos pasados (gótico, románico, clásico). No se trataba de copias, sino de una apropiación selectiva y simbólica, adaptada a las necesidades y valores de la época moderna.

En la primera mitad del siglo XIX, el historicismo surgió en un contexto marcado por los procesos de construcción en la industrialización y las transformaciones sociales tras la Revolución Francesa. 

En ella se caracteriza el eclecticismo, por la mezcla de elementos de diferentes estilos, como el gótico, el renacentista, el barroco y el románico, creando composiciones híbridas que fusionan diversas tradiciones. Este enfoque no era neutral, ya que la elección de un estilo tenía un fuerte componente simbólico y político. Por ejemplo, el neogótico evocaba lo espiritual y lo medieval-cristiano, mientras que el neorrenacimiento estaba vinculado al humanismo y la tradición clásica. Además, se le daba un gran valor al ornamento, que no solo cumplía una función estética, sino que también transmitía  significados culturales. La difusión de estos estilos se facilitó gracias a las escuelas de arte y arquitectura, así como a los tratados y manuales que compartían repertorios ornamentales, lo que permitió su reproducción en edificios e interiores.

                       “El historicismo arquitectónico consistió en la remantización de formas del pasado, utilizadas con

                          un nuevo contenido simbólico y social, en función de las necesidades culturales y políticas del

                         siglo XIX.” (Iglesia, R. 1976, p. 48)

El orientalismo es una variante exótica del historicismo, fue una corriente estética e intelectual que, desde Europa, representaba y reinterpretaba las culturas de Oriente (principalmente en el mundo islámico (árabes, persas, indios) India y países al norte de áfrica). Más allá de la visión romántica y exótica, el orientalismo respondía también a los procesos coloniales y a la expansión imperial europea, donde lo “oriental” era simultáneamente admirado como fascinante y relegado como “otro”.

El orientalismo se expresó sobre todo con la ornamentación. A diferencia del historicismo europeo, que apelaba a tradiciones propias, el orientalismo era una apropiación de lenguajes ajenos, utilizados para generar atmósferas de lujo, sensualidad y misterio.

                           “La obsesión por lo oriental en Occidente no solo fue una moda pasajera, sino una profunda

                            fascinación que permeó las artes y la arquitectura, reflejando un deseo de exotismo y lujo ”

                            (John Sweetman, 1987)

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El orientalismo ornamental se caracterizó por una abundancia decorativa que evocaba lo exótico y lo simbólico. Sus diseños se percibían como exuberantes, cargados de arabescos, caligrafías y filigranas que transmitían una fuerte carga estética y cultural. Los colores, como los rojos, azules y dorados, se combinaban con materiales exóticos —entre ellos marfil, maderas oscuras, cerámicas vidriadas y textiles ricamente bordados— para crear ambientes que irradiaban lujo y sofisticación. La influencia de la arquitectura islámica fue fundamental, especialmente a través de elementos como los arcos de herradura, los mocárabes, las cúpulas y los complejos motivos geométricos, que reforzaban la sensación de un espacio envolvente. Estos ambientes adquirían un carácter escenográfico, casi teatral, pensado para sumergir al espectador en una experiencia visual y sensorial, como se podía apreciar en las grandes exposiciones universales o en edificios recreativos, siendo un ejemplo destacado el Royal Pavilion de Brighton. Más allá de lo artístico, lo oriental cumplía también una función social, se asociaba con el refinamiento y el lujo, convirtiéndose en un signo de prestigio para las élites que lo incorporaban en sus residencias y objetos decorativos. La alfombra persa, en particular, se transformó en un emblema de distinción y poder adquisitivo, al igual que ciertos muebles y piezas de mobiliario que reforzaban la idea de sofisticación y exclusividad.

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Arabescos                                                        Filigranas                          Colores Intensos

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Cerámicas Vidriadas                                 Textiles                                                 Arcos de Herradura      

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Mocárabes                                                       Cúpulas                                     Royal Pavilion de Brighton. 

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Alfombra Persa                                           Muebles                                             Mobiliario

                     “La ornamentación orientalista fue un recurso privilegiado para materializar lo exótico: arcos, cúpulas

                       y motivos geométricos se transformaron en un lenguaje visual de fantasía.” (Juan Calatrava, 2013)

Se profundiza en cómo el orientalismo y la ornamentación se entrelazan en el contexto del historicismo del siglo XIX, mostrando cómo Occidente reinterpreta y adapta elementos orientales en su arte y arquitectura.

                 “El orientalismo proyectó sobre Oriente los sueños de sensualidad de Occidente: el exceso ornamental era

                  una pantalla donde Europa colocaba sus fantasías.” (Fátima Mernissi, 2001)

Bibliografía
Sweetman, John (1987) The oriental obsession: Islamic inspiration in British and American art and architecture 1500-1920, Cambridge University Press.

Iglesia, Rafael (1976) Arquitectura historicista en el siglo XIX.

Fátima Mernissi (2001) El harén en Occidente.

Juan Calatrava (2013) Arquitectura y orientalismo en el siglo XIX.

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Danza oriental protagonizada por odaliscas para su dueño o sultán, es una típica sala de estar con ornamentos de la época, telas, arabescos, entre otros.

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 Pagoda Japonesa, recinto de tortugas
Subestilo: orientalismo ecléctico

Este pabellón corresponde al subestilo del orientalismo ecléctico, visible en la cubierta de pagoda y un entorno natural que refuerza la atmósfera exótica del lugar.

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 Templo Indostánico
Subestilo: "indianismo" o indo-sarraceno

Edificación orientalista de carácter hindú, con ornamentación repetitiva en frisos y pilares, marcada por un aire monumental y decorativo

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Pabellón de las Jirafas
Subestilo: neomudéjar

El neomudéjar es un estilo artístico y arquitectónico que se desarrolló principalmente en la península ibérica a finales del siglo XIX y principios del XX. Se enmarca dentro de las corrientes orientalistas de la arquitectura historicista imperante en Europa por aquella época.​

TP1: ¨Renacimiento Italiano¨

Historia 2- Catedra Aboy

Lenguaje + Regionalización

En este trabajo queremos mostrar cómo el lenguaje arquitectónico de Miguel Ángel va cambiando según la región, desde Florencia hasta Roma. Elegimos cuatro obras del artista que forman parte de un recorrido visual, como si se entrara a un túnel que empieza en Florencia y termina en Roma, mostrando cómo su estilo se adapta a cada lugar y momento histórico.

La primera obra es la Sacristía Nueva (Capilla de los Médici) del año 1520, en Florencia. Representa una fuerte identidad regional, ya que fue hecha para una familia muy importante de la ciudad. Tiene una arquitectura equilibrada pero también muy expresiva, con el uso del mármol y un diseño que transmite poder y espiritualidad. Esta obra muestra la conexión entre el arte y el contexto florentino.
La segunda es la Biblioteca Mediceo Laurenciana(1524-1571), también en Florencia. En este caso tomamos como referencia la sala de lectura, donde se destacan los bancos de madera integrados con la arquitectura. El espacio refleja el valor del conocimiento en esa época, y cómo Miguel Ángel combina funcionalidad con belleza. Se nota una evolución en su lenguaje, donde empieza a aparecer una mayor complejidad formal.
La tercera obra es el Palacio Farnesio (1571), en Roma. Aunque Miguel Ángel solo trabajó en la parte final, su intervención refleja un cambio importante: se pasa de una arquitectura más expresiva y simbólica (como en Florencia) a una más monumental y política. En Roma, el edificio responde a una necesidad de representar poder y orden, y eso se nota en su estilo más sobrio y clásico.
Por último, cerramos el recorrido con el David (1503), en Florencia. Aunque es una escultura, la incluimos porque representa muy bien el ideal del Renacimiento. El mármol blanco transmite fuerza y emoción sin necesidad de color. Además, el David simboliza la libertad, el coraje y el pensamiento, valores muy presentes en la identidad florentina.
A lo largo de este túnel, vemos cómo Miguel Ángel no tiene un estilo único e igual en todas sus obras, sino que su lenguaje cambia según el lugar, el encargo y el momento histórico. Esa capacidad de adaptación es lo que relacionamos con el concepto de lenguaje arquitectónico y regionalización.
También incluimos una cita de la época que nos pareció importante, ya que muestra cómo algunos críticos no valoraban su arquitectura:


“Los edificios de Miguel Ángel son incorrectos y que, exceptuada la sacristía de San Lorenzo... todo lo demás es malo [...] Como Miguel Ángel ha sido sumamente excelente en escultura y pintura se pretende a la fuerza que ocurra lo mismo en la arquitectura.”

(Tomaso Temanza, pág. 235 – Patteta, Miguel Ángel. Textos de época)
Aunque Temanza fue muy crítico, nosotros creemos que justamente lo interesante de Miguel Ángel es cómo supo adaptar su arte a distintos espacios y regiones, aportando algo propio en cada lugar.

Bibliografia:
Hauser, A. (1951). Historia social de la literatura y del arte. Ed. Guadarrama
Patteta, L. (1997). Resumen de El Renacimiento Italiano de Eugenio Garín.  
Tafuri, M. (1978) La Arquitectura del Humanismo.

 

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